Observar en silencio.

La versión de mi persona que inició este blog, hace muchos años, estaría hasta la coronilla tratando de documentar cada cosa sobre la campaña electoral actual y la campaña partidaria permanente. Y echando rayos, tratando de reír por no llorar y fracasando en el intento. Por suerte ya hay suficiente gente haciéndolo; gente con quien compartir la miseria que es el funcionamiento del país y gente con la que no queda más que ahorrarse argumentos.

Observo en silencio porque no tengo influencia alguna. Nunca la he tenido, pero con la distancia perdí mi última ilusión de control al respecto. Sólo leo, leo todo lo que se me cruza en la pantalla, colecciono evidencias y formo mis opiniones, que han sido más o menos estables en tiempo, con márgenes de error incluidos. Eso no cambia, lo que ha cambiado es que lo externalizo poco, o en absoluto. Ahora me dedico a externalizar cosas más mundanas pero también más gratificantes, al menos para mi salud mental. Pero no retiro la mirada, aunque esta realidad no pasa de ser un esperpento.

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