A la cárcel por perder un feto inviable

Adolescente salvadoreña víctima de violación condenada a 30 años de prisión por parir un feto muerto.

¿Qué más hay que decir? ¿De qué otra forma se lo explicás a la manga de imbéciles que compone el grueso de la fauna salvadoreña, si ya redujiste la situación a su mínima expresión?

Vaya y lea El signo letrina:

Hace menos de un año, una menor de edad sale corriendo al baño antes de empezar clases en el instituto. Último año de bachillerato. Tiene una relación con un pastor evangélico mayor que ella, una infección en la sangre, un feto en las entrañas. ¿Ha entrado alguna vez a los baños de un instituto nacional? Hay un olor penetrante a orina o a cloro; a veces, a ambas. Se siente en los ojos casi como una nube de gas mostaza. En ese aromático entorno ella pare a un feto muerto, inviable. La fiebre se alza atropellada, la sangre le brota, ella se desmaya. Teledós se entera. Lo transmite en vivo. Medio El Salvador sopla su sopita de frijoles con epazote mientras sigue el minuto a minuto y espera a que saquen a esa bicha zorra, asesina, puta, del baño del instituto. Durante los comerciales, quizá el comedor comentó cómo estas monas ahora no pueden cerrar las piernas. Seguro es culpa del reggaetón.

[…]

Nadie parece notar que una y otra y otra vez la narrativa de las mujeres acusadas de homicidio –no de aborto, ni lo quiera Dios–  en contra de sus fetos tiene como escenario brutalista y vulgar el baño público. No es uno con pastillitas olor lavanda tropical, toallas suavecitas gracias al poder del Suavitel Adiós al Planchado ni duchas con control de temperatura, no. Son fosas sépticas. Estas mujeres-monstruo, inmorales, capaces de matar a sus propios hijos, suelen tener como escenario el piso de tierra, la pared de bahareque, las lombrices reptando al fondo de la fosa.

Repito, vaya y lea, y comparta el post.

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