Los amables amiguitos de la revista Alastor me ofrecieron un espacio para publicar un texto. Dije «voy ahí» y escribí lo que encontré en Liverpool por andar buscando a Los Beatles (si es visitante regular de esta blog, ya habrá tenido un adelanto con el museo de la esclavitud).
También, hace un tiempo, una amiga que vive en Suecia me mandó esta captura de pantalla que tomó mientras compraba libros en línea (¿supongo?):
Parece que escribí el prólogo de ese libro. Puede saltarse el prólogo si compra el libro, pero ojalá que lo halle y ojalá que lo compre. Es la primera vez que se traduce al español parte de la obra de Victoria Benedictsson, representante del realismo sueco, simpatizante del movimiento por los derechos de las mujeres cuando tal cosa no existía, y, tristemente, alma atormentada.
Lo siento, cherada, es lo que hay.